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¿Por qué no quiero tener hijos?

madrina familia mexicana

El día de hoy te quiero hablar de un tema fundamental en la vida. Y sé que muchas personas se sorprenderán...

Sé que probablemente muchas personas estarán en reacción de desacuerdo con mi opinion, porque tienen un punto de vista diferente, con el deseo de tener hijos o bien se sientan realizados y felices de ser padres. Pero ojo, la idea de este contenido no es culparlos y hacerme enemigos, solo expresar cuál es mi intención personal en base a esa decisión consciente.

La razón principal por la que no quiero tener hijos, es que de verdad, hasta la fecha, nunca me ha llamado la atención. Simplemente no siento gusto por cuidar a los bebés. Prefiero viajar y disfrutar libremente de actividades fascinantes.

La segunda razón que me motiva a no cambiar de opinión, es que ya somos muchos humanos en la tierra y que los recursos naturales no son ilimitados. Aunque parezca inmenso el planeta, cada día hay más y más desarrollo urbano (es tremendo volar encima de la ciudad de Los Ángeles California por solo citar un ejemplo). Se consume a una velocidad exponencial, y la polución ambiental hace que el acceso al agua limpia (potable) sea un grave problema en el futuro (no muy lejano).

"El amor no es una emoción, el amor es una decisión."

Tener un hijo conlleva una enorme responsabilidad, pues no es un muñeco o una mascota que a lo mejor puedes dar en adopción el día que ya no la quieras cuidar. Un hijo es algo de toda la vida. Dar a luz cambia tu organización y tu relación con el mundo. Ya no vives para ti mismo, sino que vives para alguien más. Son muchos parámetros y sacrificios que hay que tomar en cuenta. Y el parámetro principal es la planeación financiera. Porque aunque un hijo te mire con su cara bonita… te cuesta.

¿Tienes la paciencia, el carácter y los recursos suficientes para educar a tus hijos?

En lo personal no tengo vergüenza decirte que no… Si voy a ser madre algún día, me importa ser una madre responsable como lo ha sido y siempre lo es mi propia madre. Me hacen falta todavía esas cualidades y es otra razón importante por la cual no deseo tener hijos.

De lo contrario prefiero 1000 veces contribuir a causas solidarias que tener hijos propios.

En el año 2017, empecé a involucrarme en una asociación en Playa del Carmen. Esta fundación llamada Good Intentions, organiza cada semana (los sábados), talleres gratuitos para niños de la comunidad (como yoga, artes plásticos, mini cursos de idiomas, información sobre el cuidado del medio ambiente como el reciclaje de la basura, etc.). Al terminar la actividad también les dan una comida saludable. Organizan posadas en los días claves del año como la Navidad, para juntar juguetes y regalar a las familias de bajos recursos. Es un equipo de personas admirables.

Para contar un poco de mi experiencia, una vez que estuve allí ocurrió algo inesperado. Estábamos en la actividad de dibujo, y cada adulto ayudaba a un niño. El tema fue dibujar el contorno de nuestra mano y después pintarlo al gusto. Cuando terminamos le regalé mi dibujo a la niña y ella me regaló su dibujo por intercambio. Agradecida le comenté «mira, olvidaste poner tu nombre y la fecha, para que me pueda acordar después que tú me lo hiciste este día». Y que fue la sorpresa cuando la niña de 8 años me contestó apenada.. «Es que no sé escribir mi nombre». Despertó mi compasión y le enseñe como hacerlo. Desde entonces ya no entregaba un dibujo sin firmarlo.

Literalmente me enamoré de esa familia y con el tiempo llegué a acercarme a ellos y a sus problemáticas de vida. Nos hicimos amigos hasta el punto que me volví madrina de la niña.

Al día de hoy, dejé de asistir a las reuniones de la asociación y decidí dedicarme a la familia de mi ahijada en particular. Siento que es un tipo de ayuda más personalizada y amistoso porque compartimos más que tan solo 1 día a la semana. Compartimos nuestras historias y experiencias personales, a través de actividades familiares.

Estoy muy agradecida por lo que la asociación Good Intentions y México en general me ha aportado como riqueza humana. Descubrí que la energía de «dar» es igual de agradable que la energía de «recibir» (soy hija única y desde siempre me acostumbré a recibir ayuda). Cuando sientes que lo que aportas es útil y valorado, te llena de una satisfacción poderosa.

¿En qué consiste mi apoyo para esa familia?

Algunas personas me han preguntado si les daba, por decirlo, «un cheque mensual». Y quiero descartar de una vez esa idea. La respuesta es ¡no! en absoluto. Ni siquiera ellos lo aceptarían, porque son gente honesta, educada, con un fuerte sentido de ambición. Ellos valoran su independencia y mi intención es justamente contribuir a una relación sana para su desarrollo personal.

Es exactamente lo que me ha gustado de esa familia desde el principio. Son verdaderos creyentes de Dios. Para mi comadre, Dios es un consejero, un guía, pero está muy consciente que a ella le toca hacer el trabajo. Sabe que la suerte llega con decisiones inteligentes y esfuerzo cotidiano, no por pura casualidad. Ella aplica su energía cada día para enseñar valores de responsabilidad personal a sus hijos.

(Entre paréntesis, aquí va otra razón por la que deje de ir a la asociación. Aunque sea una intención altruista, la desventaja de las donaciones públicas es que por desgracia suelen transformarse con el tiempo en una mentalidad de indiferencia. Algunas familias y niños empiezan a darlo por sentado, ya que no se dan cuenta de todo el trabajo que hay detrás, por parte de los miembros de la asociación.. y aunque necesitan de la ayuda, no valoran el regalo, se vuelven exigentes y en competencia con los demás).

Por eso mi apoyo consiste en ser un miembro de la familia, más que una figura extranjera. Visitar a los niños, llevarlos a la playa… Sencillamente estar presente, para que tengan otra persona de referencia, que les pueda inspirar ideas y oportunidades diferentes del entorno en el cual crecen.

En términos económicos, no se establece un «plan de pago» sino que es según mi propia capacidad y disponibilidad. Básicamente lo que le corresponde a una madrina, aportar para los cumpleaños y las fiestas, cuando hace falta para los útiles de la escuela. O cuando se encuentran en apuros por emergencia, a veces facilitandoles pequeños préstamos sin cobro de intereses, etc.

Espero que te haya quedado claro e interesante el artículo, más adelante compartiré otros contenidos de mis «acciones de corazón» (tampoco quiero publicar demasiado sobre el tema por razones de privacidad, pero me gusta compartir historias positivas para motivar a la hermandad).

¿Y tú, qué opinas? ¿En qué área de tu vida colaboras en causas solidarias?
¡Déjame saber en comentario!

PD. Recomiendo siempre que antes de ayudar a los demás, tú mismo estés bien economicamente, de modo a evitar sobrepasar tu presupuesto y meterte en problemas financieros.

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